NO LE IMPORTO A NADIE.







Algunas personas viven sintiendo que no importan a nadie. Resulta una vivencia muy dolorosa que genera un gran malestar en su vida. Estas personas se preguntan por qué ocurre esto y qué es lo que podrían hacer para ser, uno más.

No llegan a ser conscientes del complejo proceso de defensa psicológica que interviene para provocar esta situación.

Las personas que tienen la sensación de que nadie se preocupe por ellos viven esta situación con una gran angustia. Tienen pensamientos del tipo "estoy sola y no le importo a nadie". Pero en realidad, ¿esta sensación es una percepción subjetiva totalmente injustificada de estas personas o existe una realidad objetiva que sustenta esta creencia? ¿y de ser así, a qué se debe que nadie se preocupe o se interese por ellas?

Si bien la percepción de esa realidad es algo totalmente subjetivo que surge de una creencia interiorizada por la persona afectada, no es menos cierto que en l mayoría de ocasiones la realidad objetiva se corresponde con la percepción de esta persona por dos motivos:

  1. En torno desatendido. Porque el entorno familiar, ha desatendido el cuidado de esta persona durante su infancia por varios motivos (enfermedad del cuidador o del niño/a, maltrato, incapacidad para atender a otros hijos, por falta de habilidades parentales).
  2. La persona se aleja. Porque la propia creencia de estas personas de no importar a nadie, provoca en ellos actitudes y conductas que les llevan a, finalmente provocar que las personas no las tengan en cuenta.
El motivo por el que ocurre que realmente estas personas no sean atendidas se debe a la "profecía autocumplida".
¿ Por qué motivos siento que a nadie le importo? El motivo principal por el que una persona tiene interiorizada la creencia de que nadie se preocupa por él/ella se debe a algún hecho primario de la infancia:
  • Algún acontecimiento traumático fuerte.
  • Vivencias de estrés o desatención desde la gestación hasta el primer año de vida.
  • Negligencia.
  • Maltrato.
Este hecho, que suele ir acompañado de un cuidado inadecuado no consciente por parte de los progenitores, provoca en estas personas un sentimiento de rechazo hacia ellos mismos/as, al interiorizar como propia la idea de que ellos mismos han recibido de sus cuidadores en base al trato que les han ofrecido: no merezco, no valgo, por eso me rechazan.

Debido a esta vivencia, se instaura en su inconsciente la idea de la no valía personal que establecerá en su interior una especie de filtro que les llevará a procesar la información externa e interna en base a esa errónea creencia.

Como mecanismo de defensa, por no poder hacer propio este rechazo hacia sí mismos, lo proyectan en los demás provocando lo que en psicología se llama la profecía autocumplida.
Proyectar su rechazo en los demás significa que están convencidos de que las demás personas les van a rechazar.

Esto les lleva a actuar de una manera huidiza, evitativa y miedosa. Es su propio comportamiento, que se manifiesta a nivel verbal ( poco comunicativos, ansiosos, tono débil de voz) y sobre todo a nivel no verbal (postura encorvada, mirada esquiva, reticentes al contacto, contracción corporal) lo que provoca que las personas no se acerquen o se alejen tras el primer acercamiento. Esta reacción generalizada en sus relaciones sociales. confirma su creencia inicial de que nadie se preocupa por ellos porque en realidad, no merecen la pena. Se trata de personas con muy baja autoestima que dependen de la valoración externa.

Sentir que a nadie le importas proviene de una creencia y unas experiencias que se pueden trabajar. Los pasos a dar en terapia para poner fin a esta situación, y con ello eliminar el malestar emocional que esta creencia genera en las personas afectadas son los siguientes:

  • El primer paso a seguir es tomar conciencia de que parte de esa realidad la está generando él mismo con su propia actitud y conducta y entender que esta forma de actuar viene determinada por un mecanismo de defensa creado en la infancia para protegerse del dolor vivido ante cierta situación.
  • A partir de este momento, será importante que la persona realice un proceso de indagación personal para recordar en qué momento y qué hecho propiciaron la asunción de la creencia de "no valgo, no importo a nadie".
  • Todo esto nos llevará a revivir dicha vivencia, hacerla consciente, sentir el dolor que nos generó y aceptarla como la realidad que pudo ser en ese momento concreto.
  • Tras la aceptación, resulta importante trabajar la compasión y el perdón hacia las personas que le generaron dicho dolor, tomando conciencia de que hicieron lo que en ese momento de su vida eran capaces de hacer.
Podemos comunicarle que cualquier persona, siempre, ofrecería un amor, cuidado y atención perfecto si estuviese libre de sus propias carencias emocionales. En ocasiones, el proceso de perdón es muy duro y doloroso y no puede darse. 

Lo importante es que la persona sea capaz de entender la realidad que llevó a sus padres o cuidadores a actuar de esa manera. 

En este momento del proceso, se trabajará con la persona el desarrollo de su verdadero potencial. Hacerle consciente de esa nueva imagen de sí mismo, mucho más real y acorde con sus verdaderas capacidades, le devolverá la fuerza para retomar su vida de un modo mucho más positivo, saludable y respetuoso consigo mismo/a y con su entorno.

Este proceso de re-encuentro con su verdadero ser le permitirá vivir desde la aceptación de sí mismo/a. De este modo, podrá expresarse de manera asertiva, lo que facilitará sus procesos de interacción social. La falsa y vieja creencia de no importar a nadie perderá totalmente su significado y fuerza.


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