FUERA Y DENTRO


 





Cuántas veces hemos escuchado frases como "las personas no cambian con el tiempo, el tiempo te muestra lo que en realidad son" o que la gente cambia por amor.
 ¿Alguna de estas afirmaciones es cierta? La realidad es que la personalidad tiene una parte innata y otra aprendida, por lo que hay rasgos que permaneces y otros que pueden adaptarse. ¿Las personas pueden cambiar o no?.

Rosenberg y Rovland (1960) intentaron brindar un significado al término de actitud formulando un modelo tripartito muy parecido a la teoría racional emotiva de Ellis, debido a que, ante un estímulo actitudinal, se manifiestan tres tipos diferentes de respuesta:

  1. Respuestas cognitivas: creencias y pensamientos acerca del objeto.
  2. Respuestas evaluativas: emociones asociadas al objeto (repulsión, placer, displacer o atracción).
  3. Respuestas conductuales: se expresan en las intenciones de actuar.

Con este planteamiento podemos definir que la actitud es la categorización de un estímulo a lo largo de una dimensión evaluativa que se basa en tres clases de información: cognitiva, afectiva o emocional y conativa o comportamental.

De acuerdo a la propuesta que ofrecen los autores anteriores podemos concluir que las conductas que realizamos van precedidas de factores cognitivos y emocionales y por tanto forman parte de una sola expresión, la actitud. Empero a estos factores se les adjudica componentes orgánicos y sociales, de los cuales muchas veces somos inconscientes y de los que tampoco podemos prescindir tan fácil.

Es por esto que concluimos con la siguiente propuesta de que las personas no cambian, sino que simplemente se adaptan a una realidad. Podemos resistirnos, regular y negar que estamos provistos de instintos, pero jamás podremos provocar la abolición o supresión de todo aquello de lo que fuimos dotados por millones de años de evolución filogenética. Estamos compelidos a una adaptación social sana. Carl G. Jung (1960) “Tener una actitud es estar dispuesto a una cosa determinada, aunque sea inconsciente; lo que significa: tener a priori una dirección hacia un fin determinado, representado o no. La disposición que es para mí la actitud consiste siempre en la presencia de una cierta constelación subjetiva, combinación determinada de factores o de contenidos psíquicos que determinan esta o aquella dirección de la actividad o esta o aquella interpretación del estímulo externo”.

Se definía a la actitud como una categorización de los estímulos a los que progresivamente somos expuestos. La actitud está constituida por factores emocionales y cognitivos que posteriormente pueden llegar a una conducta a favor o en contra del estímulo; emociones y razonamientos se construyen pero también se heredan; estamos predispuestos a presentar con mayor frecuencia e intensidad algunas emociones e ideas sin reforzamiento alguno. Así como nuestro aprendizaje social aviva o apaga determinadas actitudes, también lo hace nuestra herencia genética.

Creemos que cambiamos nuestra forma de ser, es decir, cambiar de actitudes (formas de pensar, sentir y actuar); y muchas veces la idea de algún cambio en nuestra actitud asusta más a los demás que a nosotros mismos, pues somos inconscientes sobre estos cambios la mayor parte del tiempo (por ejemplo, de repente dejamos de jugar lo que nos entretenía cuando niños, abandonamos los juguetes, ya no lloramos cuando mamá nos deja solos en la escuela, dejamos de acortejar de la misma forma que lo hacíamos, dejamos de llorar porque nos abandonan, nos vinculamos de manera diferente, en general, como dijimos al inicio algunas cosas dejan de tener prioridad en nuestra vida  y otras que antes no, pasan a serlo).

Nos adaptamos porque lo necesitamos. Necesitamos adaptarnos porque es nuestro mismo contexto quien nos lo demanda, de lo contrario seguiríamos sin restricción alguna nuestros instintos.

Quizá algunos manifestamos actitudes distantes, de extrañeza, de inhibición, quejumbrosas, de desconfianza en nosotros mismos y muy complacientes cuando atravesábamos la adolescencia. Pero estas actitudes poco a poco se fueron disipando con la práctica constante de otras como de colaboración, de confianza y de interés.

Ese cambio que las personas hacen con el paso del tiempo se desarrolla gracias a las diversas experiencias que han tenido. Así como se expuso anteriormente, los cambios son demandas de nuestro contexto, imperativos del ambiente que dan lugar a las premisas “el más apto sobrevive”; “hay que adaptarse para sobrevivir”; nuestra actitud de inhibición y de desconfianza ya no nos permite sobrevivir, nos está imposibilitando y por lo tanto hacemos un cambio en ella.

Las personas cambian por amor? Creo que los cambios en las personas cuando están en una relación van direccionados a lo que se comparte en el artículo qué son los celos en psicología, pero no surgen por razones muy diferentes a las que anteriormente se proponen. Los cambios pueden ser muy variados y no solo van dirigidos a un esquema, pero obviamente van de un polo opuesto al otro (del negro al blanco o la inversa). Los cambios en una relación pueden surgir por las conocidas fases del enamoramiento, en donde en cada una de ellas se vive una actitud diferente.

Razones por las que la gente cambia en una relación


Pero estos cambios pueden también pueden surgir por alguna de las siguientes razones:

  1. Inseguridad que provoca temor de perder la relación.
  2. "Comodidad": ya se ha logrado la conquista, por lo tanto ya no hay razón para seguir esforzándose.
  3. Confianza: los cambios se dan por la confianza que surge entre las dos personas.
  4. Influencia externa: situaciones sociales (por ejemplo, la desaprobación de las personas importantes para alguno de los dos).
  5. Trastornos de personalidad o algún otro tipo de psicopatología. En el siguiente artículo encontrarás cómo convivir con alguien con trastorno de personalidad.


 

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