EL REALISMO EN ESTADO DEPRESIVO
La mente de una persona con depresión es muy singular en su funcionamiento cognitivo. Hablamos de un fenómeno en el que podría tener ventaja: el realismo depresivo o asociado a la depresión. La depresión es uno de los trastornos psicológicos más comunes en nuestra sociedad.
Pero, qué significa el realismo depresivo.
El realismo depresivo fue propuesto en 1979 por Alloy y Abramson. Este concepto viene a decir que las personas que sufren depresión no se ven afectadas por las expectativas positivas y optimistas que sí alteran la percepción de la realidad en las personas que no padecen depresión. Las teorías cognitivas de la depresión postulan la existencia de un sesgo cognitivo autorreferencial negativo que da como resultado una distorsión sistemática de la realidad. Como consecuencia, aparece una sintomatología depresiva.
Aunque hay muchas teorías que respaldan esta opinión, algunas investigaciones han demostrado que la depresión también puede conducir a cogniciones más realistas.
Se argumenta que la evidencia más fuerte para el realismo depresivo proviene de las tareas de juicio de contingencia, ya que estas contienen una medida objetiva de la realidad con la cual se pueden comparar los juicios hechos por personas deprimidas.
Al utilizar esta metodología, Alloy y Abramson (1979) descubrieron que las personas no deprimidas tienen más probabilidades que las deprimidas de pensar que los resultados dependen de sus acciones cuando no lo son. Llegaron a la conclusión de que, en comparación con las personas deprimidas, cuyas percepciones son aparentemente precisas, las personas no deprimidas distorsionan la realidad de manera optimista.
Una interpretación del realismo depresivo es que las personas no deprimidas poseen un sesgo positivo, lo que les permite sentirse en control de su entorno. La evidencia derivada de la población normal parece respaldar esta conclusión, porque las muestras aleatorias también exhiben alguna tendencia a sobreestimar las relaciones entre eventos no contingentes, aunque no siempre es el caso.
Hablamos de dos tipos de juicios de contingencia. Uno se refiere a la predicción de si un evento de pende de la ocurrencia de un evento anterior, el otro tipo de juicio tendría que ver con el control estimado sobre la situación.
Los primeros trabajos experimentales sobre juicios de contingencia sugirieron que no somos buenos estimadores de contingencia. Los autores antes mencionados, afirmaron que la depresión en realidad puede aumentar la precisión.
En un experimento, expusieron a los participantes a dos condiciones. En ambas, existía una contingencia cero entre presionar el botón y que una luz se iluminara o no. Es decir, presionar el botón no influía en que la luz se encendiera o apagara.
Lo que marcaba la diferencia entre las dos condiciones es la frecuencia con la que la luz se apagaba y se encendía.
Si los participantes eran precisos o "realistas", ambas condiciones deberían juzgarse de igual manera porque, aunque el número absoluto de resultados difiera entre las condiciones, la contingencia general permaneció constante.
Los resultaron mostraron que los juicios de control de las personas no deprimidas eran más altos a medida que aumentaba el número de resultados, mientras que en los juicios de las personas deprimidas no se observaba esta interacción.
Este aumento en los juicios de las personas no deprimidas, que ocurre en condiciones de alta densidad de resultados. se ha interpretado como un rasgo optimista. La falta de sesgo optimista por parte de los participantes con depresión parecía reflejar una mejor estimación de la contingencia en ausencia de la misma.
El efecto se ha replicado utilizando diferentes protocolos en los que la respuesta no controla el resultado, pero el resultado ocurre con frecuencia.
Hasta el momento hay poca evidencia de que sea una diferencia general en el aprendizaje de contingencia, porque con contingencias positivas en las que el participante tiene control sobre el resultado no se han hallado diferencias entre las personas deprimidas y las no deprimidas.
Algunas teorías explican porqué el efecto depende de cero contingencias. Por ejemplo, cero contingencias pueden encajar con las expectativas de las personas deprimidas de no tener control sobre los eventos. Esto produce el patrón de juicios, aparentemente, más realista.
Sin embargo, se argumenta que las personas no deprimidas tienen mayores expectativas de control en tales condiciones y sus juicios más altos concuerdan con este hallazgo.
Además, las personas no deprimidas pueden estar motivadas para mantener su autoestima. Esto se asocia con tener control sobre los eventos y producir juicios más altos de control en cero contingencias.
La sugerencia es que esta motivación simplemente no está presente en las personas deprimidas. Cualquiera o ambos factores de motivación y expectativas podrían contribuir al efecto del llamado realismo depresivo.
"ES DURANTE LOS MOMENTOS MÁS OSCUROS CUANDO TENEMOS QUE CENTRARNOS PARA ENCONTRAR LA LUZ" ( ARISTÓTELES).
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