EL SÍNDROME DE LA MECHA CORTA.
La impaciencia, la baja tolerancia, la explosividad... son características de lo que se denomina el síndrome de la mecha corta. En el lenguaje psiquiátrico se le conoce como "Trastorno en el control de los impulsos".
Cuando estamos furiosos, agresivos, violentos, encolerizados, irritados...se dice que podemos ser un "mecha corta". Y las personas que están a su lado suelen ser muy cautos al dirigirse a ellos/as y tienden a callar sus discrepancias hasta que pase la tormenta.
Algunas frases típicas de este tipo de personas suelen ser las siguientes:
"Siempre la toman conmigo".
"Esto es inaudito, no se puede consentir"
"¿ Quién se cree que es este idiota?"
La ira es muy común en este tipo de personas. Es una emoción muy compleja, que surge en situaciones problemáticas, o en respuesta a una agresión. Esta descarga de ira suele ir dirigida hacia nuestro entorno principalmente, o también hacia nosotros mismos.
Con la ira, la persona puede convertirse en un ser violento, los músculos se tensionan, el flujo de sangre se dispara, el ritmo cardíaco lo que hace es aumentar la frecuencia, y en ese enojo o enfado nuestro cuerpo libera colesterol.
Frente a este supuesto monstruo en que nos hemos convertido hay un "patito feo" que necesita de nuestro apoyo y reconocimiento. Afortunadamente, la ira no siempre termina en un estado de violencia física o verbal.
Existen 3 formas básicas de "mecha corta":
- Se caracteriza por explotar. Descarga el ataque de ira hacia el exterior.
- Descarga la ira hacia sí mismo generando en su propio cuerpo: dermatitis, úlceras...
- Descarga la ira tanto al exterior como hacia si mismo. Son un grupo de extrema gravedad, ya que mantiene malas relaciones con su entorno y él mismo/a se produce enfermedades.
Los "mecha cortas" se caracterizan por burlarse de los demás, pero son poco tolerantes a las bromas de los demás hacia su persona. Los demás tememos a sus reacciones, no sabemos por donde van a salir, nunca asumen la culpa ni la responsabilidad y consecuencias de los actos, siempre vierten la mierda hacia el entorno.
También se caracterizan por ser muy impacientes, no soportan la espera, quieren que todo hacia su alrededor se produzca de una forma muy rápida. También son muy intolerantes.
Fruto de esta intolerancia, hace que no soporte ni respete opiniones diferentes a las suyas, por ese motivo llega a ser muy testarudo/a , intransigente y obstinado con los demás y sobre todo en lo que se refiere a ideas políticas, sociales, de tipo racial...
Es cierto, que todos/as nos enfadamos, a veces somos impacientes, nos sentimos incomprendidos... pero cuando este proceso se da de forma continuada y sistematizada en el tiempo es cuando se convierte en un verdadero problema, convirtiéndose en un cuadro de estrés tan explosivo que daña a la persona de forma psicológica y emocional.
Un dato "positivo", en el "mecha corta", es que después de este tipo de sentimientos, suele surgir en él la emoción del arrepentimiento. Después de todo lo que han provocado en la otra persona, sienten culpabilidad, se sienten culpables por ello.
Lo que les llevará a pedir disculpas a la persona con la que se violentó.
Algunas recomendaciones para intentar paliar este síndrome pueden ser las siguientes:
- Preguntarnos, el porqué estamos enojados, qué es lo que nos lleva a esa situación y reflexionar.
- Pensar, que por tener una opinión diferente, la otra persona no me desvaloriza como ser humano.
- Refrescar las ideas, darse una ducha, cambiar de habitación...
- Hacer deporte. El ejercicio nos aporta una vitalidad nueva, mejora nuestro cuerpo y mente y nuestro sentido del humor.
Y sobre todo, se trata de corregir aquello que pueda conducir a la explosividad y al daño del entorno y de nosotros mismos/as.
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