-EL AMOR, EL DESEO Y LA PASIÓN-







El amor es el deseo intenso de conectar y estar unido a otra persona; luego no se trata de una emoción sino de una motivación; porque es una fuerza que conduce hacia el objeto amado. No es un fenómeno sólo humano, también en el reino animal, existe ese deseo de conexión, tanto en mamíferos, aves como en caracoles.

El amor aparece en cualquiera de estas situaciones: en el deseo sexual, en la pasión hacia una persona especial y en el apego que se genera con una pareja.

El deseo se entiende como la libido, la atracción sexual que se genera hacia cualquier persona independientemente de que nos resulte interesante, con la única finalidad de acostarnos con ella. El deseo en el cerebro es cuestión de minutos, un flechazo.

Pero ¿ qué es lo que nos atrae más a hombres y mujeres?

Las cosas que más nos producen mayor atracción sexual son indicadores de salud y mejor transmisión genética. A las mujeres, debido a sus necesidades de supervivencia, les atraen más los indicadores en los hombres de su potencia sexual, salud y estatus social.  Estos son:

  • La estatura, que es el indicador de atractivo más importante y la postura, que es un potenciador del estatus social.
  • El ratio pecho/cintura (musculosos).
  • La edad, que es un marcador del estatus social, y las mujeres suelen preferir hombres de mayor edad. excepto cuando tienen superioridad económica, que es cuando prefieren hombres más jóvenes que ellas.
  • Sobre el rostro, genera mayor atractivo una mandíbula marcada y ancha y la frente ancha, porque son indicadores de alta testosterona; y el color de piel tostado, que indica lo mismo que hemos señalado antes.
A los hombres, debido a sus necesidades de supervivencia, les atraen los indicadores de fertilidad y accesibilidad sexual de las mujeres. Estos serían:
  • El rostro: simétrico, ojos grandes, labios carnosos, mandíbula inferior corta, que son indicadores de feminidad y fertilidad.
  • Aunque parezca que sí, el cuerpo de modelo no es el más deseado por los hombres, sino el de mujer con curvas porque indica mayores niveles de estrógenos y progesterona.
  • La edad: Más jóvenes.
  • El pelo largo y cuidado, la suavidad y el brillo de la piel, que son indicadores de salud.
El deseo sexual se sacia rápidamente pero las necesidades emocionales no. 
Cuando el deseo sexual se orienta hacia una persona concreta a la que se le ha dado un significado especial, y no podemos parar de pensar en ella, entonces surge el enamoramiento.

Se trata de lo que llamamos la fase de pasión amorosa, un estado intenso de deseo de unión hacia la otra persona que nos atrae de una forma romántica, que implica centrar nuestra atención en esa persona, ser altruista con ella, priorizar hacia ella.

A nivel cerebral, se segrega dopamina (placer), noradrenalina (activación) y serotonina (bienestar), lo cual estropea nuestra racionalidad.
La pasión amorosa implica a nivel psicológico un estado de obsesión, pensamientos intrusivos. Esto sucede porque nuestra amígdala, encargada de las emociones, está disparada, lo que da como resultado que idealicemos a esa persona.

La pasión dura entre 5 meses y un año, y suele acabarse a los 17 meses, porque sino el cerebro se muere de sobredosis.
Si permaneces enamorado mucho tiempo, tu toma de decisiones, pensamiento lógico, planificación e inteligencia dejan de funcionar, por ello la pasión debe terminar.

Este proceso es el mismo que hace que se rompa la idealización de la persona y la veamos tal como es en realidad y no idealizada.
Normalmente la mayoría de relaciones pueden acaban cuando llegan a este punto, pero si hay un compromiso por las dos partes la relación puede durar.

Cuando el enamoramiento se acaba, queda el cariño al cabo de un año, porque la finalidad última del amor es el cuidado y conservación de la pareja. Esto implica sentimientos de pertenencia, compromiso, calma, seguridad, estabilidad, confort social...

Volvemos a recuperar el control de nuestros actos y podemos planificar el futuro para cuidar de nuestra pareja. Y aquí entramos en la fase de apego.

El apego es una de las motivaciones fundamentales del ser humano y es la motivación que permite nuestra supervivencia cuando somos bebés. Los padres generan vínculos de apego hacia los hijos, y ya de adultos, nosotros/as los generamos hacia nuestra pareja, y aumentamos la capacidad de atención y percepción de los estados emocionales de la pareja ( adivinar lo que siente) a través del lenguaje no verbal.

Se trata pues de un vínculo de confianza, generosidad y empatía que se graba en la memoria y favorece estados de bienestar liberando dopamina. Es más difícil mentir a nuestra pareja y que no nos lo detecte. Las parejas nos calman y es un indicador de mayor salud mental.

Este amor con sabor a apego también tiene fecha de caducidad, aproximadamente 4 años.
Según un estudio psicológico, el amor de larga duración existe sólo para un 11% aproximadamente de la población comprendida entre los 20 y los 80 años.

Cada uno de estos tipos de experiencias en nuestra afectividad requiere en ocasiones de atención psicológica y la intervención de un profesional.

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