-EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO-.







Su denominación está vinculada con el Síndrome de Estocolmo, que fue definido a partir de un concreto incidente en el que tras un atraco a un banco de Estocolmo, una cajera se enamora de uno de los atracadores.

Este síndrome, al que se dio nombre en 1973, se produce cuando la víctima de un secuestro o retención desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su raptor.

También se relaciona con situaciones de abuso, violencia o maltrato psicológico o físico, en las que, existe también una suerte de cautiverio implícito o incluso explícito.

Desde entonces el llamado Síndrome de Estocolmo se popularizó en series de televisión y películas para retratar situaciones donde algunas personas que son víctimas de un secuestro o un suceso violento presentan empatía con sus atracadores.

Así, cuando se produce una situación de cautiverio, es posible que la víctima interprete la ausencia de violencia o las concesiones del raptor como actos de humanidad, e incluso que llegue a mostrar miedo o ira frente a personas o instituciones ajenas a la relación agresor-víctima (policía, autoridades, personas externas que se muestren en contra del agresor).

Del mismo modo, se da el hecho de que en muchas ocasiones el propio agresor desarrolla sentimientos positivos hacia su rehén. Esto se explicaría porque ambas partes buscan salir ilesas de la situación creada, por lo que se produce cierta cooperación entre ellos para lograrlo.

CLASES DE SÍNTOMAS:

1-Sentimientos benevolentes. La persona va adquiriendo sentimientos de compresión, así como lazos afectivos con su secuestrador. Así, tras el miedo e inseguridad iniciales, el instinto de supervivencia lleva a la víctima a acercarse al agresor progresivamente y, con el paso del tiempo y el contacto continuo, acabará empatizando y estableciendo lazos afectivos sin tener una percepción suya.

2-Justifica al secuestrador. La persona empatiza con su secuestrador y llega a apoyar la causa del secuestro.

3-Permanencia de los sentimientos. La persona sigue manteniendo los sentimientos positivos hacia su secuestrador, incluso después de la liberación.


CAUSAS DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO:

  • Personas con entorno social reducido.
  • Fundamento ideológico del secuestro que lo sustente.
  • Contacto continuo entre el secuestrador/a y la víctima.
  • Que las acciones del secuestrador no sean violentas.
  • La víctima cree que pueda pasar de una situación peligrosa a una más segura durante el secuestro.

Este síndrome no necesita un tratamiento específico, ya que con el tiempo y la vuelta a la rutina, los sentimientos tan benévolos hacia el secuestrador suelen desaparecer.

Pero en principio, la víctima si que va a precisar asistencia psicológica, siendo de capital importancia reelaborar la situación traumática que ha sufrido y trabajar los mecanismos de defensa que la persona haya adquirido. Recuperarse de las secuelas adquiridas puede llevarle un tiempo a la víctima.

Algunas de ellas son diagnosticadas con un trastorno de estrés post-traumático, resultando lo más preciso en estos casos el tratamiento basado en la terapia cognitiva conductual, el apoyo social y la medicación cuando esta sea necesaria.




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