-UNA MADRE Y SU HIJO-.
El sentimiento de una madre hacia su hijo es tan puro y natural que muchas veces escapa a nuestra comprensión. Ese sentimiento es único y especial y supera a cualquier otro sentimiento en el mundo y nunca se olvida.
El amor de una madre siempre será especial, fuerte y grande capaz de superar cualquier obstáculo que se presente con tal de ver a su hijo/a feliz.
Cuando una mujer se convierte en mamá, te empiezas a dar cuenta que el amor a primera vista existe de verdad, no es un mito, es un sentimiento que nace de manera espontánea y además es para siempre.
Se trata de una conexión perfecta que no se podrá deshacer nunca. Una madre daría su vida por su hijo si la situación lo hiciera necesario.
Un hijo/a es la razón por la que una madre se levanta cada mañana con una sonrisa aunque la vida esté llena de inconvenientes. La fuerza y el coraje de una madre los saca del amor que procesa a sus hijos/as porque ellos son el motor de su vida.
Una mujer que se convierte en madre se trasforma en una versión mejorada de sí misma. Ella es el pilar más importante de sus hijos/as.
Con este amor se señala a los hijos/as los grandes valores de la vida, se enseña a los hijos que una madre quiere por encima de todas las cosas. Normalmente, los hijos cuando crecen y ellos/as tienen descendencia entienden el amor de una madre y que esto debe ser así siempre.
En realidad es la naturaleza la que ofrece esta magia y esta gran conexión en la vida de las madres para que sean capaces de amar sin condiciones y que de este modo la especie humana no se extinga.
"El amor de la madre significa dicha, paz...no hace falta conseguirlo ni merecerlo" Erich F.
No hace falta que los hijos se ganen el amor de su madre, ese amor se presenta de forma y manera natural.
La seguridad que la madre trasmite es una fuente inagotable de seguridad. Estamos ante un amor cada día más fuerte. Se trata de algo único, tan puro y natural, que sólo hay que sentirlo y dejarse llevar y el niño/a lo sabe.
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